Por: Valentina Álvarez Rojas
Estudiante Comunicación y Periodismo – Universidad la Gran Colombia en Armenia.
Cuando le preguntamos a personas del común en el entorno social de nuestro país, sobre el significado de la seguridad vial, esta es considerada con múltiples, inapropiadas e incompletas definiciones, en algunos casos inocentes e incorrectas, porque carecen de la preparación académica sobre el tema
No podemos continuar aceptando de manera pasiva y sumisa, quizá imperceptible en el día a día de nuestra sociedad, la ausencia de la seguridad vial en la estructura de nuestra formación, pese a que se encuentra establecida en las leyes del país como de carácter obligatorio, siendo ignoradas incluso con indiferencia… Importantes leyes que se quedan en el papel y que nadie garantiza, mientras cada día siguen muriendo personas en accidentes de tránsito. Todo porque su implementación “absorben presupuesto” y eso es más Importante que priorizar la vida como un valor inalienable.
La seguridad vial es un profundo tema de desconocimiento Social, que profundiza y deja un vacío inmenso a través de la sumisión silenciosa de las personas, que continúa entregando cifras estadísticas de lesionados y fallecidos cada día.
En algunos casos vemos aparecer en rueda de prensa a las autoridades a quienes les corresponde ejercer el control y la pedagogía, entregando en un boletín de prensa con un parte “LAMENTABLEMENTE POSITIVO” referente a los accidentes de tránsito, conocidos hoy en día bajo el termino de siniestros viales, con la misma identidad y con el mismo significado en la realidad de las personas, realidad que se resume en cifras estadísticas para unos, luto y dolor para otros, que cada vez son más y más, cada persona fallecida es una verdadera catástrofe social que parece importar solo a sus allegados.
Es necesario reflexionar si lo que se hace para cambiar la realidad de seguridad vial es verdaderamente eficiente y eficaz o si estamos conformes con el balance positivo que se entrega en algunos casos por Imagen Institucional, apartándonos de la responsabilidad que nos hace parte de esta realidad, y es que la seguridad vial es una responsabilidad que pensamos que solo corresponde a las autoridades ejercerla , y aunque estas Autoridades evidencian la realización de un trabajo importante y sacrificado, también se debe resaltar que se basa más en la represión sobre la aplicación normativa que en la educación y prevención de siniestros viales, labor que no es suficiente para las necesidades de nuestra sociedad, sociedad que en muchos casos no considera ni percibe el contexto de que es seguridad vial, tomando entonces un papel indiferente, versus una realidad de miles de muertes cada año en Colombia, reaccionando solo cuando mencionada realidad les toca de manera individual y de frente con el dolor y el luto, comprendiendo solo entonces de que si se trataba de un compromiso de todos.
Existe un problema y una necesidad identificada, que necesita ser aceptada socialmente, y reconocida por las instituciones como un nuevo punto de partida donde nace un verdadero fin común, desde el liderazgo gubernamental y desde el compromiso de cada habitante de nuestro país… no se trata de imagen, ni de política, ni de contexto económico, se trata del compromiso del estado, se trata de una decisión personal en cada ciudadano, es un compromiso y una verdad que debe nacer hoy a través de una revolución verdadera, para estructurar un fortalecimiento cultural diferente.
“Los Siniestros Viales no Tienen Distingo Sobre las víctimas, Pues en el Suceso Mismo, No Importa la Edad, Sexo, Creencia, Posición Económica, Incluso el Oficio en Que se Desempeñe, es Una Circunstancia Real, Inmediata y de Todos”.
- Una revolución Social
Más allá de tratarse de un artículo critico que se suma a una problemática social de cada día, este pretende convertirse en una invitación sensible dirigida a todos los habitantes de Colombia, a comprometerse con la vida… con su vida y aprender a cuidar de ella, a entender que no importa el rol en el que se desempeñe como actor vial (conductor, pasajero, motociclista, ciclista, peatón) es importante la manera en que se comporta y las decisiones que toma por su seguridad, su integridad y su vida.
No se trata de hacer lo simple ni lo complejo, se trata de hacerlo diferente, ya es más que evidente que la seguridad vial en Colombia Demanda ser impactada con nuevos ingredientes, que enriquezcan las posibilidades de fortalecimiento cultural en el despertar de la conciencia colectiva con una Revolución Social Necesaria para la vida.
Es frustrante que aun existan en nuestro país comunidades enteras huérfanas seguridad vial, poblaciones donde la indiferencia de las autoridades y el desconocimiento atrevido de la comunidad, se conjugan para generan una anarquía desastrosa que hace de la siniestralidad vial, una enfermedad anti cultural que implica ausencia de valores morales, auto estima, respeto y convivencia, realidades absurdas de las que nadie se pronuncia en este tipo de casos particulares, no existe voz oficial que presente un boletín de prensa que explique esta ausencia, aun cuando las normas son explicitas para todo el país y las autoridades tienen un mandato legal y un compromiso que omiten sin sonrojarse, actuando en mencionados sitios como si fueran parte del paisaje, sin impactar en la cultura, en la pedagogía o en la educación, como podría llamarse a esta situación si no es falta de compromiso, decisión y deseo de ocupar el papel protagónico que le corresponde.
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